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Seguimos con nuestra misión: ponerle las cosas fáciles al Tribunal Supremo. Mientras esperamos su pronunciamiento definitivo sobre el IRPH, les traemos ejemplos de que sí se puede aplicar la justicia europea sin miedo.
Hoy viajamos a 2016, a Huelva. Allí, un juzgado ya vio claro lo que al Alto Tribunal le está costando tanto ver: si no hay transparencia, hay nulidad. Y si no hay un índice válido de recambio, el préstamo puede quedarse gratis. Así de simple.
Analizamos la Sentencia nº 137/16 del 24 de junio de 2016, dictada por el Juzgado de Primera Instancia Nº 5 de Huelva. Puedes consultar el texto completo de la sentencia aquí.
Las cláusulas que se discutían
Los afectados, en su escritura de 2001, se encontraron con un “completo” de cláusulas tóxicas que Caixabank (entonces la Caja original) había redactado unilateralmente.
La estrella era la cláusula Tercera Bis, que imponía el IRPH Cajas como índice principal. Pero el banco, previsor, se cubrió las espaldas: si ese fallaba, aplicaban el CECA (TAR) y, si todo fallaba, un tipo fijo del 14%. Para rematar, tenían un suelo del 4,90%.
Los afectados pidieron la nulidad porque nadie les explicó qué era esa ensalada de siglas ni cómo les afectaría al bolsillo.
Los argumentos del banco
Caixabank se defendió con el guion habitual, que esperamos que el Supremo ya no compre:
- “Hubo negociación”: dijeron que los clientes fueron a pedir el préstamo y negociaron las condiciones.
- “El Notario cumplió”: alegaron que el notario leyó la escritura y advirtió de los tipos de interés.
- “Es oficial”: insistieron en que el IRPH es un índice oficial del Banco de España y, por tanto, no puede ser abusivo ni manipulable.
- “Informamos de todo”: aseguraron haber entregado la oferta vinculante, aunque curiosamente no la encontraron para llevarla al juicio.
La decisión del Juzgado
El Juzgado de Huelva marcó el camino que debería seguir el Supremo: aplicó la jurisprudencia, la lógica y la carga de la prueba.
El juez razonó que no basta con decir que se negoció; hay que probarlo. Y Caixabank no probó nada: ni simulaciones, ni información previa sobre cómo se comportaba el IRPH frente al Euribor, ni siquiera aportaron esa famosa oferta vinculante que decían tener.
El fallo es valiente y jurídicamente impecable: como no hubo transparencia real, se anula la cláusula que incluye el IRPH Cajas por abusiva. También se anula también la cláusula que incluye los sustitutos (el TAR y el 14% fijo) por la misma razón.
¿Y qué pasa cuando anulas las cláusulas que incluyen todos los índices del contrato? El juez onubense no tuvo miedo a la consecuencia legal: el contrato sigue vivo, pero sin aplicar ningún tipo de interés remuneratorio. El afectado solo devuelve el capital prestado. Caixabank tuvo que devolver todos los intereses cobrados y pagar las costas.
Conclusión
Esta sentencia de Huelva demuestra que no hace falta esperar a “nuevas interpretaciones”. La jurisprudencia del TJUE está ahí. Si un juzgado de primera instancia pudo verlo tan claro en 2016, anulando la cláusula que incluye el IRPH y dejando el préstamo gratuito por falta de transparencia, ¿qué impide al Tribunal Supremo unificar doctrina en este mismo sentido? Nosotros seguiremos trayendo estos casos para que la evidencia sea abrumadora.
Magistrados del Tribunal Supremo, la justicia, si llega tarde, no sirve de nada. Más de un millón de familias siguen esperando.
Ha pasado casi un año desde que Europa dejó las cosas más claras. Un año entero donde el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dijo “hasta aquí” y dio instrucciones al Tribunal Supremo sobre por dónde tenía que ir. ¿Y qué ha pasado en España desde entonces? Silencio en la cúpula.
Para un magistrado, un año puede ser solo un trámite más en su agenda. Pero para una familia, que está pagando esa hipoteca, es una eternidad. Son doce cuotas más pagadas a un precio injusto. Son doce meses más de mirar la cuenta bancaria con un nudo en el estómago, preguntándote cuándo terminará esta pesadilla.
La ansiedad que genera esta espera no sale en las sentencias, pero la escuchamos cada día en el despacho. Es el desgaste de sentir que tienes la razón, que Europa te respalda, que juzgados como el de Huelva te dan la victoria, pero que todo sigue bloqueado porque quien tiene la última palabra en España parece que no tiene prisa. Y mientras ellos se toman su tiempo, las familias siguen pagando. Las que pueden. Otras, no han podido hacerlo. Eso también es una injusticia que debe terminar ya.



