Soy Inquilino
Pagas cada mes. Tienes derechos. Que no te tomen el pelo. Vivir de alquiler no significa tener que vivir asustado. Tienes un contrato y la ley te protege, aunque tu casero se crea el rey del mambo. Si te están haciendo la vida imposible, es hora de poner los puntos sobre las íes.
1. Ese contrato que vas a firmar… ¿es un acuerdo o una trampa?
Ya tienes el piso. Estás a una firma de conseguirlo. El dueño o la inmobiliaria te meten prisa: “fírmalo ya, que hay más gente interesada”. Pero en esas páginas de letra pequeña se esconden las bombas de relojería: cláusulas que te hacen pagar reparaciones que no te tocan, penalizaciones abusivas, renuncias a tus derechos… Firmar eso a ciegas es un error que pagarás (muy caro) durante años. No te la juegues. Revisamos tu contrato y te salvamos de las cláusulas abusivas por 75 €.
2. Adiós, contrato. Adiós, fianza. ¿Te suena?
La excusa número uno para no devolverte TU DINERO. Que si una mancha en la pared, que si hay que pintar, que si la abuela fuma… Tienen un mes para devolvértela. Si no lo hacen, es que se quieren quedar con lo que es tuyo. Así de simple. Vamos a recuperar tu fianza. Y con intereses. Recuperamos tu fianza por 220 €.
3. “O pagas esta subida o te vas a la calle”. Pues va a ser que no.
La vida sube, vale. Pero tu alquiler no puede subir lo que a tu casero le dé la gana. Hay límites legales. Y muchos se los saltan a la torera. Antes de pagar una subida abusiva o empezar a hacer cajas, consúltanos. Igual el que tiene que tragar es él. Frenamos una subida ilegal por 60 €.