Lo que Vd. prefiera. Esa es la respuesta que solemos dar a nuestros clientes y les vamos a contar por qué. Después de haber estado estudiando durante varios años este abuso, de haber conseguido llevar una Proposición No de Ley al Parlamento de Canarias para instar a su derogación (como ya se ha hecho en otros Parlamentos Autonómicos), de haber viajado muchos kilómetros para conocer personalmente a Maite Ortiz y a José María Erauskin (los abogados que iniciaron esta lucha en el año 2013), cada vez estamos más convencidos de que hay argumentos jurídicos de sobra para anular el IRPH. Y de hecho, hay Juzgados que lo anulan. El problema, es que también hay Juzgados que no lo anulan, y de ahí, la pregunta que nos hacen muchos clientes, ¿demando o no demando?
En nuestro despacho quien decide es el cliente. Nosotros ponemos nuestra experiencia acreditada de haber estado años luchando contra el IRPH. Pero ni forzamos ni disuadimos a los clientes para que presenten o dejen de presentar una demanda, porque creemos que lo fundamental (tanto eligiendo un camino como el otro) es que el cliente esté cómodo con la decisión que tome.
Años atrás, cuando el primer cliente de IRPH nos puso sobre la mesa la posibilidad de demandar este abuso bancario, existía muy poca información sobre el IRPH (nada que ver con lo que tenemos ahora). Pocos Juzgados se habían pronunciado sobre su abusividad y no existían artículos doctrinales ni de profesores universitarios ni de ninguna institución que se hubiera preocupado por estudiar este tema. El camino no estaba hecho ni mucho menos, pero alguien tenía que hacerlo. Y los compañeros Maite Ortiz y José María Erauskin decidieron empezarlo en los Tribunales. Y muchos afectados que han invertido su tiempo, su dinero y su dedicación dieron a conocer este abuso y presentaron demandas en los diferentes Tribunales de la geografía española.
Ciertamente es más complicado atreverse a luchar y estudiar a fondo este tipo de asuntos, que esperar a que otros compañeros luchen y consigan sentencias rompedoras que abran el camino. Nosotros, siguiendo el ejemplo de Maite Ortiz y José María Erauskin, tenemos claro que preferimos ser de los primeros. Por eso decidimos estudiar a fondo este tema desde que nos llegó el primer cliente. Eso sí, siendo honestos y explicándole a los clientes las dificultades que existen y que es posible no conseguir una sentencia satisfactoria, hay Juzgados que nos darán la razón y Juzgados que no.
A veces en los corrillos que se forman en los Juzgados antes de entrar a sala, coincidimos con algún compañero que nos pregunta, “¿Qué tienes otro IRPH? Deberías de dejar eso, todavía los Juzgados no lo tienen claro y además no vas a ganar las costas…Yo ahora me estoy dedicando sólo a cláusulas suelo, ya me subiré al tren del IRPH cuando esté en marcha…”
Comentarios de ese tipo no nos gusta oírlos. Y no nos gusta porque parece que en la profesión lo único que importa ahora es “hacer caja”, dejando a un lado la lucha por los intereses de los clientes. Porque es más cómodo navegar con la mar en calma e “ir a lo seguro”, que trabajar las demandas desde cero, cueste las horas que cueste. Porque parece que todo el mundo es experto en derecho bancario habiendo presentado algún procedimiento de cláusula suelo (o incluso sin haberlo llegado a presentar…). En cualquier caso, nosotros estamos satisfechos de haber estudiado ese primer asunto que nos llegó hace años. Satisfechos con haber estudiado tantas horas y con haber podido dar a los clientes que nos preguntan respuestas bien fundamentadas basadas en la experiencia de llevar años en esta batalla. ¿Ganamos todos los asuntos? No. Hoy por hoy decir que el IRPH se gana fácilmente, es publicidad engañosa. ¿El IRPH es otro abuso bancario más? Sí. ¿Existen posibilidades de ganar? Por supuesto. ¿Es difícil? Sí.
En cualquier caso y como adelantamos al principio de este artículo, si nos pregunta si es conveniente demandar o no, la respuesta será esa: lo que Vd. prefiera. No le diremos ni que “está todo ganado” ni que “hay que esperar unos años”. Le contestaremos que si quiere luchar, puede contar con nosotros. Lo contrario nos parecería injusto. Al fin y al cabo, si nadie se hubiera atrevido a presentar la primera demanda contra ellas, ahí seguirían las cláusulas suelo.