
En 30 segundos
Gracias por llamar. Gracias por los emails. Gracias por pensar en nosotros para llevar tu IRPH.
Pero la respuesta es no.
No vamos a cogerte el caso. Ni gratis, ni cobrando.
Después de las sentencias del 12 de noviembre, estamos de luto. O de resaca, por no haber parado de escribir. Porque creemos que esto no ha terminado. Y no vamos a hacerte perder el tiempo (ni el dinero) hasta que esto cambie.
Sigue leyendo si quieres saber por qué.
Por qué tu IRPH se queda (de momento) en el cajón
El teléfono no para de sonar.
“Hola, llamo por el IRPH”. “He visto la noticia del Supremo, ¿qué hago?”. “¿Puedo pedir cita?”.
Lo entiendo. Estás cabreado. Tienes una hipoteca con IRPH que te ha costado (y te cuesta) un riñón. Has visto las noticias. Y ahora mismo, todo pinta negro.
Estás de luto. Nosotros también.
Cualquier otro abogado, ahora mismo, te diría: “Claro que sí. Venga al despacho. Tenemos que analizar su hipoteca con la nueva jurisprudencia del Supremo. Hay que estudiar el caso”.
Nosotros te decimos: NO. Para.
No vamos a recibirte. No vamos a pedirte que vengas al despacho. No vamos a analizar tu hipoteca.
Ni cobrando. Ni (mucho menos) gratis.
(Y sobre lo de “gratis”, ten cuidado ahí fuera. Ya escribimos sobre eso. Échale un ojo a este artículo, por si acaso: “Elegir abogado: ¿gratis y caro? Piensa en tu dinero”).
No lo hacemos por vagos. Ni por soberbios.
Lo hacemos porque no creemos que esta historia se acaba aquí.
Estamos convencidos. Esto no ha terminado.
Sí, el Tribunal Supremo ha hablado. Y lo que ha dicho no nos gusta. Nada. Es un jarro de agua fría. Para ti, para nosotros, y para cualquier juez de primera instancia que quería hacer justicia.
“Pero, estamos mejor que antes, ¿no?”.
Para algunas hipotecas, sí. Para otras, no.
El problema no es ese.
El problema son los jueces. Los que no quieren complicarse la vida. Los que no van a estudiar.
Su argumento es rápido:
“Si el Supremo no ha anulado el IRPH, yo tampoco. Siguiente.”
Y el siguiente eres tú.
Pagando.
Pero estamos convencidos de que algún JUEZ (con mayúsculas) valiente, en algún juzgado de España, va a levantar la mano. Va a volver a preguntar a Europa. Va a plantear una nueva cuestión prejudicial.
No somos visionarios. Es que muchos ya lo sienten.
Me vienen a la mente las palabras de la Audiencia Provincial de Badajoz, por ejemplo. Tipos que leen. Tipos que estudian. En su sentencia de 20 de junio de 2025 (puedes leer el análisis completo si haces clic aquí), dejaron caer esto:
“(…) no hay siempre verdades inmutables. El derecho europeo tiene como centro, entre otros colectivos, a los consumidores. El principio de primacía conlleva que la doctrina del TJUE sea fuente de derecho.”
¿Te lo traduzco?
Significa que Europa manda. Que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) es el jefe. Y que lo que dice el TJUE no es una sugerencia. Es una obligación.
El derecho europeo tiene como centro al consumidor.
El Tribunal Supremo, a veces, parece tener como centro…A otros…
Por eso no queremos hacerte venir al despacho.
Porque te vamos a decir lo mismo que estás leyendo aquí. Cara a cara. Y vas a perder la mañana, la gasolina y la paciencia. Y todos vamos a perder el tiempo.
¿Para qué? ¿Para decirte que esperes? Te lo decimos aquí. Gratis. Y sin moverte del sofá.
No vamos a empezar una batalla judicial que, hoy, tiene menos posibilidades de las que va a tener en unos meses. No vamos a quemar tu dinero en una primera instancia para que el Supremo (el de hoy) nos tumbe el caso.
No jugamos con tu dinero. Ni con tu esperanza.
Estamos de resaca.
Y hasta que esta resaca judicial no pase, o hasta que un Juez valiente no vuelva a preguntarle a Europa (otra vez), creemos que tu IRPH debe quedarse en el cajón.
Guardado. Pero no olvidado.
Conclusión (el día después de la resaca)
Este mensaje es para tres tipos de personas.
Para ti, el afectado: paciencia. Guarda los papeles. Guarda la escritura. Esto es una maratón, no un sprint. Los bancos ganan batallas. Pero la guerra (la de verdad) se libra en Luxemburgo. Y esa guerra aún no ha terminado.
Para los compañeros abogados: a los que se han dejado la piel. A los que han luchado esto en la trinchera, en juzgados de pueblo y en Audiencias Provinciales. Gracias. Sé que es duro. Sé que dan ganas de tirar la toalla. Pero ahora es cuando hay que ser más listos que ellos. Hay que estudiar más. Hay que fundamentar mejor. Pídelo. Pide la cuestión prejudicial. Una y otra vez.
Y para los jueces: a los que estáis aplicando correctamente la jurisprudencia del TJUE. A los que, a pesar de la presión, seguís protegiendo al consumidor. Sed valientes. Si tenéis dudas (y sé que las tenéis), preguntad. Plantear una cuestión prejudicial no es desacato al Supremo. Es prudencia. Es justicia. Es vuestro trabajo.
Ya lo dijimos en nuestro artículo “IRPH: si yo fuera Juez…”.
Si yo fuera Juez, preguntaría a Luxemburgo.
Esta resaca pasará. Y cuando pase, ya hablaremos.
Mientras tanto, seguimos estudiando sentencias. Seguimos publicando artículos. Seguimos luchando contra otros abusos.
Así que, gracias por preguntar por el IRPH. Pero la respuesta es no.



