
En 30 segundos
Estás aquí porque pagas, pagas…Y la deuda de tu tarjeta revolving sigue ahí. O peor, crece.
Crees que te han engañado. Y probablemente tengas razón.
Pero quizás no (solo) por los intereses altísimos (usura), sino por algo más sutil: la letra pequeña. El banco escondió las reglas del juego. No superó el control de transparencia.
En este artículo te voy a contar, sin rodeos, cómo es el procedimiento judicial para poder anular tu contrato por ese motivo.
Una cosa importante. Este texto es para ti, que estás afectado, y también para otros compañeros abogados que buscan información. Queremos ayudar al máximo número de personas posible. Por eso, te pedimos que leas esto hasta el final antes de enviarnos un email con tus dudas.
Recibimos muchos correos y llamadas. Si llamas, es muy posible que no podamos cogértelo (estaremos en un juicio, probablemente). Si nos escribes un email después de leer esto, sabremos que has hecho los deberes y tu consulta irá al grano.
Ayudándote a ti con buena información, y ayudando a otros abogados, ayudamos a más gente.
Empezamos.
Elige bien a tu piloto para esta guerra
Voy a serte brutalmente honesto.
Esta lucha es una guerra de guerrillas contra un gigante que tiene recursos infinitos. No vayas solo. Y, sobre todo, no vayas con cualquiera.
¿Tenemos que ser nosotros, mi padre y yo, tus abogados? En absoluto. Podríamos serlo, pero ahora, este no es el punto.
El punto es que necesitas a alguien que sepa lo que hace. Alguien que pelee tu caso como si fuera el suyo.
Mi consejo: investiga.
¿Quién va a firmar tu demanda? ¿El socio del despacho que da la cara o un junior al que no conoces? Huye de las plataformas que te prometen el oro y el moro, donde eres un expediente más y te contesta un comercial con un guion. Y donde te soplan el 20% de lo recuperado.
Vivimos en la era de la información. Úsala.
Lee artículos de ese abogado. ¿Aparece en prensa? ¿Explica las cosas claras? ¿Te da confianza o solo te vende humo? Llama y pregunta quién llevará tu caso. Quién te mantendrá informado.
Conoce a tu abogado. En esta travesía, la confianza no es un extra. Es el motor. Elige bien.
Los papeles: tu arsenal contra el banco
Para empezar la batalla, necesitamos munición. No te agobies, es más sencillo de lo que parece.
Básicamente, necesitamos probar dos cosas: qué firmaste y qué has pagado. El arsenal se compone de esto:
- El contrato: es el origen de todo. La ‘escena del crimen’. Aquí veremos esa letra pequeña ilegible, esas cláusulas escondidas, esos términos que ni un economista entiende. Aquí es donde el banco falló en ser transparente. (Si no lo tienes, no pasa nada, en este artículo te decimos cómo puedes conseguirlo).
- El histórico de movimientos (o cuadro de amortización): este es el ‘ticket’ de la fiesta. Un listado de todos los movimientos desde el día uno. Lo que has gastado, lo que has pagado en intereses, lo que has amortizado (que será poquísimo). Este papel es la prueba matemática del caos financiero que te han provocado. En este artículo te decimos cómo puedes conseguirlo.
- La reclamación extrajudicial: es el ‘aviso’ formal. Antes de demandar, la ley nos pide haber intentado una solución amistosa. Un burofax, un email certificado o una reclamación al Servicio de Atención al Cliente donde decimos: “Oye, esto no es transparente, el contrato es nulo. Arreglémoslo”.
- La respuesta del banco (si la hay): nueve de cada diez veces, te dirán que no. Que todo es maravilloso, legal y que firmaste voluntariamente. Perfecto. Esa negativa es la luz verde que necesitamos para ir al juzgado.
El juicio: paciencia, estrategia y… ¿Qué pasa después?
Vale, tenemos los papeles. ¿Y ahora qué?
El procedimiento judicial no es una película de Hollywood. Es más lento. Más burocrático. Pero funciona.
1. La demanda: redactamos la demanda. Aquí toca ver si pedimos la nulidad por usura (intereses altos), o la nulidad por falta de transparencia (que es lo más habitual).
Argumentamos que el contrato es tan confuso, tan oscuro, y la letra tan pequeña, que un consumidor medio no podía entender dónde se estaba metiendo. Que el banco no cumplió con su deber de explicarte la carga económica real del producto (el famoso ‘efecto bola de nieve’ de la deuda).
2. La contestación: El banco recibe la demanda y contesta. Dirán que eres economista por Harvard y que entendías perfectamente la mecánica cuántica del contrato. Es su trabajo. No te preocupes, el nuestro es demostrar que no.
3. La audiencia previa y el juicio: En muchos de estos casos, si la pelea es solo sobre transparencia, es muy posible que ni siquiera haya juicio (vista oral). ¿Por qué? Porque lo que se discute es un documento: el contrato. El juez solo tiene que leerlo y decidir si es claro o no.
Si hay juicio, será rápido, para ratificar informes periciales (si los hay) o escuchar a algún testigo, pero no es lo habitual en temas de transparencia pura.
4. La sentencia: el juez decide. Si nos da la razón (que es lo más probable), el contrato se declara nulo. Esto significa que solo tendrías que devolver el dinero que te prestaron (el capital), y el banco te tendría que devolver a ti todos los intereses, comisiones y otros gastos que pagaste.
Las dudas que siempre surgen:
- ¿Cuánto dura esto? Aquí, paciencia. La justicia no es Amazon Prime. Depende del juzgado, pero prepárate para un viaje de entre 8 y 18 meses para tener la primera sentencia (en Primera Instancia).
- ¿Y si el banco recurre? Es la duda clásica. “He ganado, ¿y si recurren a la Audiencia Provincial?”. Poder, pueden. Tienen derecho. Pero seamos sinceros: si un juez de primera instancia les tumba el contrato por falta de transparencia (que es un golpe directo a sus métodos de contratación), no suelen recurrir. Saben que la Audiencia Provincial probablemente confirme la sentencia. Gastarían más dinero.
Conclusión: elige bien. Es tu dinero.
El camino es ese. Ni más, ni menos.
No es rápido, pero es un camino que funciona. Y ahora, vuelvo al principio. Lo más importante de todo este proceso no es el contrato, ni la demanda. Eres tú. Y quien te acompañe en el barro.
Insisto: no tenemos por qué ser nosotros. Hay abogados muy buenos ahí fuera.
Pero, por favor, hazte un favor: investiga. Lee lo que publican. Mira si dan la cara. Huye de las webs que parecen fábricas de demandas y donde no sabes ni quién te escribe. Esto es demasiado importante.
Elige a alguien que te mire a los ojos (aunque sea por email) y te diga la verdad. Tu tranquilidad (y tu dinero) dependen de ello.
Si te perdiste el artículo sobre revolving anterior a este, puedes leerlo si haces clic aquí.
Si quieres que le echemos un ojo a tu caso, escríbenos a info@roda-abogados.com



