SOBRE ESTE CASO
Fotografía: Adrián Hernández
En 30 segundos
En este apartado damos a conocer las historias de las personas que se encuentran detrás de las tarjetas.
La gran mayoría de los afectados han sido engañados por el comisionista que les colocó la tarjeta.
No se les informó de que la mayor parte de la cuota mensual iba a parar a intereses, comisiones, seguros y otros gastos, y que apenas reducirían la deuda generada, lo que provoca que la deuda nunca termine de pagarse.
La historia de Alicia
Todas las habitaciones estaban decoradas menos una, la de Marcos.
Casi sin darme cuenta ya había cumplido 33 años y también contaba con una nueva y maravillosa responsabilidad en mi vida. Faltaban aún 4 meses para tenerlo en brazos pero queríamos verlo ya todo listo, así que fuimos muy ilusionados mi pareja y yo, a comprar todo lo necesario. Necesitábamos muebles que fuesen bonitos, funcionales y a buen precio.
Decidimos acudir a Ikea
Nada más entrar, me ofrecieron justo lo que creí que necesitaba en ese momento: una tarjeta con muchas ventajas y ningún inconveniente. Parecía algo sencillo y práctico, como sus muebles. Así que no vimos por qué dejar pasar una “oportunidad” así.
Abonaba los recibos todos los meses, sin falta, pero esa tarjeta parecía no terminar de pagarse nunca. La usé durante años, también para la habitación de María, mi segunda hija. Y después, otra vez para mi hijo, que ya siendo pre adolescente contaba con nuevas necesidades y gustos propios de su edad.
¿Cómo podía ser?
Arrastramos mes a mes un sinfín de pagos: hipoteca, coche, agua, luz, teléfonos… Y la tarjeta de Ikea, Santander Consumer.
Mirando cómo poder reducir ciertos pagos fijos y cansada de desembolsar dinero, buceé un poco por internet. No estaba sola, había tantos afectados que no me lo podía creer. Con unos intereses elevados andábamos todos atados a una tarjeta y a pagos que parecían no acabar nunca.
Buscamos una solución
Agobiada, hablé con Andrés Roda, que me pidió que le enviase la copia del contrato firmado. Tengo que decir que tuve que tirar de mucha paciencia a la hora de tratar de conseguir la copia de mi contrato, ya que tuve que enviar varios emails a Santander Consumer antes de que me enviasen lo que les solicitaba.
Cuando por fin conseguí mi contrato, Andrés me confirmó que me habían aplicado un 29,85% T.A.E., un porcentaje usurario considerando la fecha de firma y el tipo de tarjeta que tenía. Me comentó también que no solo podía recuperar lo pagado de más por los intereses, sino además todos los importes abonados en concepto de comisiones, seguros y otros gastos.
Seguí su consejo y le envié un intento de solución extrajudicial a la financiera. No accedieron a devolverme el dinero así que, depositando toda la confianza en mi abogado, acudimos a la vía judicial.
En el Juzgado
Yo no sabía lo que era tener un pleito legal con nadie, desde mi punto de vista el banco parecía Goliat. En mi mente éramos “el pequeño y el grande”. En unos meses el Juzgado dictó sentencia, declaró nulo el contrato y recuperé más de 1.200 euros.
Ahora les intentamos inculcar a nuestros hijos lo importante que son los conocimientos básicos sobre educación financiera y la importancia de no dejarse engañar por los bancos. Y por supuesto, seguimos aprendiendo y haciendo pequeños cambios que mejoren la economía en casa.
La sentencia de Alicia
Este procedimiento ha durado 7 meses. La demanda fue presentada en marzo de 2019 y la sentencia nos fue notificada el día 30 de octubre de 2019.