SOBRE ESTE CASO
Fotografía: Adrián Hernández
En 30 segundos
En este apartado damos a conocer las historias de las personas que se encuentran detrás de las tarjetas.
La gran mayoría de los afectados han sido engañados por el comisionista que les colocó la tarjeta.
No se les informó de que la mayor parte de la cuota mensual iba a parar a intereses, comisiones, seguros y otros gastos, y que apenas reducirían la deuda generada, lo que provoca que la deuda nunca termine de pagarse.
La historia de Natasha
Hoy me siento pletórica, hace justo un año que empecé este camino y aún con la alegría por las nubes me cuesta creer la buena noticia que recibí ayer.
Me “colocaron” la tarjeta
Todo empezó en el año 2.000, mientras paseaba por un centro comercial de Gran Canaria, isla a la que me había trasladado para trabajar por un tiempo. Allí se cruzó en mi camino un comercial de CitiBank que me ofreció una tarjeta, haciéndome creer que era el chollo del siglo: disponía de 3.000 euros a devolver cómodamente y abonando un tipo de interés supuestamente muy reducido. Como condición, solo había que pagar un seguro obligatorio que parecía muy fácil de asumir.
En realidad no necesitaba otra tarjeta aparte de las que ya tenía, no era esencial para mí, pero pensaba que me podía facilitar ciertas compras. Me hice con ella por “lo bien que me la vendieron” pero no me explicaron correctamente como funcionaba el sistema de pago de las tarjetas revolving.
Llegué a utilizarla a menudo
No pensé que nada pudiese ir mal, así que la usaba y pagaba puntualmente a la vez que me iban ampliando el crédito. Luego vino una época complicada, así que la tuve que usar con más frecuencia y por necesidad. Fue un alivio momentáneo, ya que los pagos cada vez se hacían más difíciles de afrontar y parecían no terminar jamás.
Se empezó a complicar todo
Durante el boom inmobiliario trabajaba buscando financiación para las hipotecas de los clientes y recibíamos a los directores de las sucursales de los bancos. Las palabras que me dijo uno de ellos no dejaban de retumbar en mi cabeza: “los bancos ponemos el paraguas cuando hay sol y lo quitamos cuando empieza a llover”.
Ya podía sentir en mi interior como el sol ya no estaba y mi energía se agotaba, hasta que un día leí por casualidad que podrían estar aplicando intereses abusivos en las tarjetas de crédito, estaba saliendo a la luz algo que quería indagar a fondo.
Decidí luchar
Me puse en contacto con Consumo y con una asociación, ambos me comentaron que no se podía hacer nada aunque a su debido momento eso sería como el gran fraude de las cláusulas suelo. Por un tiempo dejé de investigar, quedó ahí…Y mientras tanto, seguía pagando.
Pasaron los meses, agobiada por las mensualidades decidí retomar la búsqueda y encontré un foro anti usura en el que aprendí mucho sobre tarjetas e intereses, y en el que descubrí que hasta se pueden reclamar las comisiones de descubierto. Gracias a ese espacio virtual, muchas personas perdidas y endeudadas encontramos respuestas a nuestras preguntas.
Escribí a la financiera e intentaron llegar a un acuerdo conmigo en el que me “perdonaban” el 40% del capital que debía. Me parecía que esa propuesta era injusta y casualmente en esos días Facebook me mostró el anuncio de unos abogados especializados en derecho bancario ubicados en mi isla, Tenerife.
El trato fue tosco, querían que firmara el contrato en ese mismo momento, teniendo que pagar de entrada 300 euros al despacho, otros 360 al procurador y de lo que recuperase, el 20%. Y si de lo que ganara en el juicio solo me daba para liquidar la tarjeta y dejarla a 0, también tendría que pagarles un porcentaje sobre el importe que había disminuido la deuda. Si ya casi no llegaba a superar el mes, ¿de dónde iba a sacar ese dinero?
La desgana se apoderó de mí, acceder a un servicio para defenderme de WiZink con esas condiciones era un lujo para mí entonces y fue la razón por la que casi tiro la toalla.
Resignarme a tener que vivir en ese suplicio económico parecía la única opción, pero un día buscando información di a parar al blog de un despacho de Gran Canaria: Roda Abogados. Pensé que al estar en otra isla no habría posibilidades, pero por suerte llevan casos en toda Canarias.
Me explicaron el proceso al detalle y me transmitieron tranquilidad y confianza, me aclararon que no tenía que desprenderme de un dinero del que aún no disponía y que ellos solo cobrarían las costas que le tendría que pagar la otra parte, sin porcentajes. Se disipó la incertidumbre. Vi la luz.
Le planté cara a WiZink
Aprendí lo que es el miedo a lo desconocido, al poder de una entidad (en teoría) superior a mí. Pero cuando encuentras a las personas correctas, es sencillo dar el primer paso y el camino no pudo hacerse más llano. En mi caso no sólo dejé de deber el importe que supuestamente les adeudaba (más de 12.000 €), sino que además, WiZink ha sido condenada a pagarme a mí casi 2.000 €.
Ahora me encuentro en un ERTE, otro revés de la vida, pero ya la inquietud no me paraliza.
Sé con total certeza que aunque la lluvia caiga con fuerza, siempre encontraremos nuestro paraguas.
Sentencia de 9 de octubre de 2020 dictada por el Juzgado de Primera Instancia N.º 1 de La Orotava contra WiZink Bank