En 30 segundos
Antes de que llegue el verano suele empezar la locura de los alquileres para el próximo curso. Si eres propietario, te frotas las manos. Si eres estudiante, empiezas a sudar. Pero ambos tienen algo en común: un contrato por firmar. Y déjame decirte algo, ese papel es mucho más que un trámite. El texto que analizamos hoy desvela la clave del alquiler a universitarios: no es un alquiler normal. Entender esto te ahorrará noches sin dormir y, sobre todo, dinero. Seas quien seas en esta historia, esto te interesa, y mucho.
Te interesa como propietario
Tienes un piso cerca de la universidad en La Laguna o en el Campus de Tafira y piensas: “lo alquilo a estudiantes y listo”. Pero, ¿sabes cuál es tu mayor ventaja? Que no estás firmando un contrato de alquiler de vivienda al uso. Estás firmando un contrato de temporada.
¿Y qué significa eso? Magia.
Significa que no estás atado a los 5 años de duración mínima que marca la ley para una vivienda habitual. El contrato dura lo que dura el curso académico, y punto. Nueve, diez meses… lo que pactéis. Esto te da una flexibilidad brutal. Podrás disponer de tu piso en verano, revisar el precio con más frecuencia o simplemente cambiar de inquilinos cada año sin tener que dar explicaciones.
Además, la fianza no es de un mes, sino de dos. Un pequeño colchón extra por si las fiestas de los jueves se van de las manos y la pared acaba de un color…Digamos, “más creativo”. En resumen: más control, más seguridad y menos ataduras. No estás ofreciendo un hogar para toda la vida, estás ofreciendo un campamento base para aprobar exámenes. Y la ley está de tu parte para que así sea.
Te interesa como inquilino
Vale, estás a punto de firmar el alquiler del piso donde vas a pasar uno de los mejores años de tu vida. La emoción te puede, pero frena un segundo. Tienes que entender qué estás firmando. Un contrato de temporada significa que tu estancia tiene fecha de caducidad: el fin del curso. En principio, no puedes pensar en quedarte ahí cinco años.
Pero lo más importante viene ahora. ¿Firman todos los amigos en el mismo contrato? Cuidado. Eso se llama ser coarrendatarios solidarios.
Es la típica jugada que puede ocurrir en cualquier bar. Van unos amigos en grupo y uno dice: ‘¡venga, esta ronda la pagamos entre todos!’. A la hora de la verdad, cuando llega la cuenta, siempre hay un listo que ‘fue al baño’ y, de repente, se mandó a mudar. El camarero no les va a perdonar esa parte, ¿verdad? Les exige el total a los que quedan en la mesa. Así que les toca poner más dinero y ya si eso, buscar al desaparecido para pedirle cuentas. Pues en el alquiler, el propietario es el camarero. Si uno de tus compañeros deja de pagar o se larga a mitad de curso, el propietario puede reclamar a los demás la totalidad de la deuda. TODA. No vale decir “yo ya pagué mi parte”. Ante la ley, la deuda es del equipo entero.
Si, por el contrario, alquilas solo una habitación, tu contrato es individual. Tus problemas son tuyos y los de los demás, de los demás. Entender esta diferencia te puede ahorrar un disgusto y conservar una amistad.
Implicaciones prácticas para propietarios o inquilinos en Canarias
El mercado de alquiler para estudiantes en Las Palmas y La Laguna es una jungla. Para que no te pierdas, aquí tienes el mapa del tesoro:
- Para propietarios:
- El contrato, siempre por escrito. Y que ponga bien claro: “Contrato de arrendamiento de temporada”. Especifica el motivo: “para el curso académico 2025-2026”.
- Pide dos meses de fianza. Es tu derecho legal en este tipo de contratos. No te conformes con uno.
- Exige un aval. Es muy común que los padres actúen como avalistas. Es tu red de seguridad si el estudiante no te paga.
- Entrega el certificado de eficiencia energética. Es obligatorio, a menos que el alquiler sea inferior a cuatro meses. Incluye una cláusula en el contrato que diga que lo has entregado.
- Para inquilinos (estudiantes):
- Lee antes de firmar. ¿Quiénes firman? ¿Es un contrato para todo el piso o solo para tu habitación? Como vimos, la diferencia es importante.
- Pregunta por las normas. Si alquilas una habitación, ¿qué pasa con las zonas comunes? ¿Y las visitas? Que quede claro desde el principio.
- Guarda una copia de todo. Del contrato, del justificante de la fianza, de los pagos mensuales… Papeles, siempre papeles.
- Entiende que no es tu casa para siempre. Es un alquiler temporal. Disfrútalo, cuídalo, pero ten claro que en junio o julio, la aventura termina.
Conclusión
El alquiler a estudiantes es una buena fórmula tanto para sacar rentabilidad a un inmueble como para vivir una etapa universitaria inolvidable. La clave, como casi siempre, está en hacer las cosas bien desde el principio. Usar el contrato de temporada es la herramienta correcta, pero hay que saber cómo funciona para no cortarse.
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